martes, 30 de septiembre de 2008

Sangre

La práctica de geología de campo, que dura dos semanas y es de las más largas en la Facultad de Ingeniería, no pudo llegar en mejor momento. Gozaba de buena salud (que es raro en mí porque sieeeempre tengo gripe), el clima no era taaaan caluroso, pues fue en enero, no era temporada de lluvias y entre otras mil cosas, yo me afeitaba la cabeza.

¿Que tiene eso de relevante? Puede uno preguntarse. Pues, es bueno porque esas dos semanas son de estar acampando entre Oaxaca y Puebla, en un lugar lejos de todo, no hay señal de celular, no hay energía eléctrica... en fin, no hay comodidades, y déjenme decirles que se disfruta. Lo que no está tan padre es no poderse bañar, aunque hay una posibilidad de hacerlo con los ñores de la tienda, que cobran dieeeeez varos por bañarse con agua caliente, son a toda madre. Lo malo es que el agua es escasa en ese lugar y pos no hay que mancharse gastando los recursos de la gente de ahí.

Volviendo a la cabezarapada, es cómodo así, porque los que sí tenían pelo, sufrieron de comezón todos los días y yo no, jajaja.

Dos semanas suenan demasiado pesado, pero sepan que el sábado de la primera semana regresamos a Tehuacán por víveres, para asearnos como es debido y para distraernos un poco. Estando ahí, uno aprovecha para ir al baño como las personas, aunque mi primo tapó el escusado llegando al hotel. Yo aproveché para afeitarme la cabeza nuevamente, porque en una semana ya me había salido algo de pelo. Para lograrlo necesitaba el espejo del baño y uno de mano para verme la parte de atrás, pero pos a la práctica uno lleva lo menos posible, así que un espejo no estaba dentro de mis prioridades. Amablemente, Miguel se ofreció a ayudarme con la parte trasera de la cabeza.

Comenzó muy bien, y mientras me iba afeitando platicábamos de cualquier cosa, en eso, siento una cortada y veo su cara de terror por el espejo...

J: Me cortaste verdad?
M: Un poquito (y mientras me decía ésto, se ponía un poco pálido y enjuagaba el rastrillo como pa que no me diera cuenta)
J: No te preocupes, no me duele
M: ..... (después nos contó que pensaba "no mames, cuanta sangre...")
Iván: No mames!!! que le hiciste???
J: Nada, me cortó un poco.
I: Un poco? es un chingo de sangre!!!!
J: Siempre me sale un chingo de sangre, no pasa nada.
M: Wey, pero casi te corto la cabeza completamente... jajaja

Terminamos la afeitada más extraña de la vida y después nos reíamos mucho de ésto al contarlo con los demás compañeros mientras cenábamos en la fonda que está frente al hotel Iberia, casi en la plaza central. Por cierto, les recomiendo las limonadas de ahí y los licuados de chocolate, son de lo mejor, yeeeeeeah!!!

4 comentarios:

Manolo dijo...

la fonda de enfrente ya no esta, ahora puras tiendas, pero hay unas pizzas rebaratas saliendo a la izquierda.
Ese hotel es el mejor ejemplo de tolerancia en el mundo, más que los de cancún en esprin breic, ingeñeros apestosos tapabaños con ganas de echar desmadre a más no poder en su única noche libre...
esa práctica esta muy muy loca, y a nosotros nos tocó 3 semanas, más y más loco

Javiere dijo...

chaaaaaaale, que mal, me cae que esas limonadas y licuados estaban bieeeeen rifados. Me gustó mucho esa práctica, pero tres semanas no la aguanto. Saludos.

the lines on my face dijo...

jajaja esas prácticas suenan y suenan todas las veces que se reunen ustedes, y hasta envidia dan... no bañarse, comer con sabor a tierra, pachangón cuando tiene que haberlo, nada de celulares, y unos paisajes y fotos poca madre!!! ves ves, envidia, yo mientras estaba aquí, enfrente de la computadora escribiendo mi protocolo para doctorado...jajajaja

Javiere dijo...

y es una lástima, porque antes se podía invitar a quien quisieras, estaría chido planear una acampada sin tener que estar de práctica, dile a Manolooooo