viernes, 26 de septiembre de 2008

Encuentros afortunados

Hoy venía en el Metro y no había mucha gente, incluso cuando transbordé en Hidalgo hacia la Universidad, donde generalmente está atascado, me tocó un lugar vacío y me senté.

Dos o tres estaciones adelante, se sentó junto a mí una señora de unos 50 años, tal vez 60… el vagón se llenó y unos segundos después me di cuenta de que venía con una nenita de unos ocho años, era su nieta. Entonces le sonreí y le dije que tomara mi lugar… en ese momento, mi tarde se puso más bonita, porque la nena me regaló la sonrisa más hermosa que he visto en todo el día, sincera, cariñosa y muy inteligente.

Ya de pié, quise seguir leyendo mi libro, pero la niña me veía todo el tiempo me sentí completamente cohibido jajaja, supongo que su mirada inocente y tierna, buscaba los rasgos más extraños que mi cara le podía brindar, la manera tan extraña en la que me arreglé la barba ésta semana, tal vez traía algo embarrado en un cachete… no sé. Le sonreí varias veces y me sonreía de vuelta. Platicó mucho con su abuela y le contaba sobre su día escolar haciendo gestos y mostrando actitudes de una persona muy pero muy inteligente. De repente, uno de los detalles que más me encantaron: traía abrazada una bolsa de plástico de el sótano, con un logo de una venta especial para niños, y en ella obviamente venían sus libros, y los abrazaba con muchísimo cariño.

Se levantaron, y al pasar me dieron las gracias por haber cedido mi lugar y salieron del vagón. Mi tarde fue completamente diferente a partir de ese momento, es uno de esos personajes citadinos por los que daría lo que fuera por volver a ver y posiblemente fotografiar para compartir la alegría de conocerla.

2 comentarios:

the lines on my face dijo...

eee, tú también tienes narraciones del metro!!!

Javiere dijo...

yeah!!! el metro es EL LUGAR para empaparse de historias, encuentros, miedos, escenas, chistes y lo que se pueda. Gracias por las visitas, saludos.