Recibí una llamada mientras comía una ensalada... era hora de entregar los cachorritos que durante un tiempo cuidé y alimenté con tanto cariño. Jugué un poco con ellos y les puse una correa múltiple, al fin que solo los llevaría a unas cuadras de mi casa. Sabía que los llevaría con una familia que los iba a querer mucho.
Al llegar a la calle donde vivirían ahora, recordé que no conocía la casa ni traía apuntada la dirección, que por supuesto olvidé. Pero traía el celular y en él el número de la llamada que recibí de ellos. Pues saqué mi celular y comencé a buscar en las llamadas recibidas. Una comezón espantosa invadió mis antebrazos y me rasqué un poco, pero me lastimé y del rasguño me salía queso blanco, pensé que me había excedido al comerlo en la ensalada, pues traía mucho. Me limpié el queso que me quedó en los vellitos e hice la llamada, pero como me daba pena que notaran mi distracción con sus datos, sonaba y colgué hasta que escuché el ring del teléfono en una casa cerca de mí. Uno de los perritos se soltó de su correa y amarré los otros a un árbol mientras lo perseguía jajaja.
Los entregué y me despedí de ellos, la familia se quedó muy contenta y yo solo me quería ir a bañar, con el ajetreo y el queso que salió por mi piel me sentía supercochino!!! Llegué a casa, me bañé y salí dispuesto a comer, pues ya era tarde (Aunque no hacía mucho que acababa de comer... ya ven que así pasa en los sueños). Llegué a una fonda con manteles de plástico estampados de flores y enredaderas. No recuerdo que me comí, pero al terminar noté que alguien había dejado un bebé abandonado ahí, y se veía muy buena onda, pero medía como diez centímetros, no era prematuro ni nada, solo era demasiado chico, como un juguete, hablaba y me pedía que le hiciera cosquillas, y mientras se las hacía, volteaba a ver si no estaban por ahí sus papás...
Al llegar a la calle donde vivirían ahora, recordé que no conocía la casa ni traía apuntada la dirección, que por supuesto olvidé. Pero traía el celular y en él el número de la llamada que recibí de ellos. Pues saqué mi celular y comencé a buscar en las llamadas recibidas. Una comezón espantosa invadió mis antebrazos y me rasqué un poco, pero me lastimé y del rasguño me salía queso blanco, pensé que me había excedido al comerlo en la ensalada, pues traía mucho. Me limpié el queso que me quedó en los vellitos e hice la llamada, pero como me daba pena que notaran mi distracción con sus datos, sonaba y colgué hasta que escuché el ring del teléfono en una casa cerca de mí. Uno de los perritos se soltó de su correa y amarré los otros a un árbol mientras lo perseguía jajaja.
Los entregué y me despedí de ellos, la familia se quedó muy contenta y yo solo me quería ir a bañar, con el ajetreo y el queso que salió por mi piel me sentía supercochino!!! Llegué a casa, me bañé y salí dispuesto a comer, pues ya era tarde (Aunque no hacía mucho que acababa de comer... ya ven que así pasa en los sueños). Llegué a una fonda con manteles de plástico estampados de flores y enredaderas. No recuerdo que me comí, pero al terminar noté que alguien había dejado un bebé abandonado ahí, y se veía muy buena onda, pero medía como diez centímetros, no era prematuro ni nada, solo era demasiado chico, como un juguete, hablaba y me pedía que le hiciera cosquillas, y mientras se las hacía, volteaba a ver si no estaban por ahí sus papás...
2 comentarios:
cu cu!!!! jajajajajaja queso por los brazos??? bebé de 10 cms??? cucu
jajajaja por eso es tan chido soñar! saludos jajajajajajaja
jajaja, sí sí, estuvo loquísimo, me desperté muerto de risa y escribí la idea en el celular para no olvidarlo.
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