sábado, 24 de enero de 2009

Yo voy por el coche jefes!!!

El miércoles me levanté temprano, y es algo realmente raro en mí, pero no todos los días amanezco con la posibilidad de caminar por alguna bahía de Huatulco. Salí del hotel, me despedí del dueño y fui a desayunar en el mercado del centro. Momentos después de haber pedido unos chilaquiles rojos con pollo me di cuenta de que habían tlayudas... chale, ni hablar, ya me los estaban preparando. Cuando llegaron, se veían buenos, pedí crema pa echarles y me los terminé, aunque estuvieron realmente malos, jajaja, pero ni modo, tenía que comer algo antes de irme a la playa.

Tomé el coche de mi mamá, que es realmente a lo que fui a Huatulco, a recogerlo porque ahí se quedó descompuesto desde el 24 de diciembre y apenas lo arreglaron; me fui hacia las Bahías sin saber por cual caminaría, pregunté a la gente del mercado que cual era la más bonita pa tomar fotos y me dijeron que todas son bonitas... no muy buena ayuda pa quien no tiene tiempo y quiere visitar una muy hermosa... decidí finalmente en el camino a cual iría.

Llegué a un Trailer Park que anunciaba en su entrada una 'playa pública'... según yo, en la ley Mexicana, todas las playas son públicas, pero ya ven que hay lugares donde a los Mexicanitos morenitos nos hacen el feo y no nos dejan pasar, pero pos nuestro gobierno lo permite, ni pex...

Total que entré, me estacioné y busqué por todos lados a quien debía pagarle los diez chelines del estacionamiento, que decía un letrero que debía de pagar por llegar a ese lugar (¿no que playa pública?), pero no hubo nadie, y les juro que busqué y pregunté a un gringo que tenía su camper, pero nada, no había nadie que me cobrara. A lo mejor al regreso de mi caminata, llegaría el administrador de ahí.

Caminé por una veredita que olía feo, pero llevaba a la Bahía de Tangolunda... salí a un lado del hotel barceló y cuando finalmente pude ver el Pacífico de frente y tener una vista panorámica de la bahía, quedé literalmente boquiabierto y con un ruido parecido a un 'aaaaaahhhggggg', atorado en la garganta. Era un paisaje hermoso, una bahía encajonada y con unas rocas, hermosamente labradas por el oleaje, en el centro.

Me senté un momento en unas piedras en la arena, bajé la mochila, saqué las cámaras, y antes de tomar una sola foto me quedé unos minutos admirando esa belleza. Me quité la playera pa tomar el sol aunque fuera unos minutos y comencé a tomar fotos y caminar. Me quité las chanclas y caminé por donde el oleaje me mojaba los pies con su vaivén. El agua estaba templada, deliciosa porque no estaba caliente y refrescaba de maravilla a pesar del calor, que ya a las ocho de la mañana me azotaba sin piedad.

Pasé frente a los hoteles, di los buenos días a la gente que me encontraba en el camino y sonreía todo el tiempo... con eso descubrí que estaba muy feliz de estar en el pacífico. Llegué al final de la bahía y me salté las rocas que impedían un fácil acceso al otro lado. Allá había otra bahía más pequeña con casas de millonarios y otros hoteles, tomé un par de fotos y me regresé. Deseé haber tenido la vista de un wey que se asomó a su balcón en el sexto piso de uno de los hoteles más mamones de ahí. Seguí mi camino feliz y me di cuenta de que llevaba casi dos horas ahí.

Me metí hasta las rodillas, me quité la arena que me fue posible y caminé hacia el coche. Volteé a echar un último vistazo antes de abandonar completamente la playa y me fui. Llegué al Trailer Park y busqué nuevamente si ya había alguien que me cobrara, pero nel. Ahí me terminé de quitar la arena de las patrullas y las chanclas, y me subí al coche un poco nostálgico. No sé cuando pueda regresar...

Tomé la carretera y en la tarde me encontraba del lado del Golfo de México jugando tenis con mi sobrina. Es curioso pensar que amanecí de un lado del país y pasé la noche en el otro lado.








sábado, 17 de enero de 2009

Si alguien

... sabe que se tiene que hacer para revivir un personaje y mandarlo a Gaza pa que ya le paren a su desmadre, por favor dígame como. Alguien tiene que hacerles entender a éstos carnales que la violencia no es el medio adecuado para resolver conflictos. Ya mataron un chingo de gente, le pusieron en la madre a una escuela, al hotel de los reporteros, destruyeron el edificio de la ONU y obviamente los ignoraron... pos entonces a ver si a quien revivimos es Hitler y asi se calman.

¿Verdad que no está chido? Pos entonces por favor:

¡¡¡¡¡¡QUE YA SE TERMINE LA MALDITA GUERRA!!!!!!




¡¡¡Definitivamente soy un animal de clima frío!!!

Salí temprano de casa y caía una lluvia de esas que más que empapar aburren, sin embargo con esto, la temperatura baja, y mientras esperaba a mi primo que pasaría por mí al metro barranca del muerto, leí un poco, escuché música, tomé fotos, y sin más ni más, me sorprendí a mí mismo sonriendo sin motivo alguno... bueno, el motivo era la felicidad que me provocaba ese clima.

Creo que en días en los que el frío le roba el color a la gente y a la ciudad, parece que me lo regala a mí, porque es cuando mejor me siento y gozo de un excelente humor.

jueves, 15 de enero de 2009

Toreoooooo, toreooooooooo, trae lugareeeeees...

Me decidí tarde a llevar mis fotos a redigitalizar porque el día que me las entregaron les falló la compu al quemar uno de los discos que me entregaron.

Como muchas veces, no traigo un caramba de cambio en el bolsillo, o bueno, hoy sí traía, pero con cuatro pesos no me alcanzaría pal transporte al toreo. Corrí a mi cuarto pues recordaba haber dejado unas monedas ahí... yeeeeah 1.50 más... pero sigo quedándome corto por 50 centavos. Tal vez no era el día apropiado, pero zaz! 50 centavos más en el mueble de entrada a la casa, solo que en moneditas de diez centavos... ok, me voy de una vez.

Me subí a una combi y me senté con la esperanza de no tardar mucho, pero el tráfico estaba impresionantemente horrible y cruzó por mi mente el pensamiento de que el chofer se molestaría al recibir moneditas a cambio de su servicio tan tedioso. Y no entiendo porque, pero mucha gente suele molestarse especialmente cuando recibe monedas de diez centavos...

Finalmente llegamos a donde me bajaría y le pasé el dinero del peaje con el cambio que traía. El chofer lo contó muy lentamente e imaginé que ya no habría problema... pero como lo había pensado al principio, fue exactamente la forma en que reaccionó el mandril del volante. Me volteó a ver como echándome en cara lo miserable que era por darle esas monedas... y sigo sin entender, pues siguen funcionando como cualquier otra moneda, pero cuando volteó de nuevo al frente, las aventó por la ventana como para que yo lo viera hacerlo.

Me dio risa interna, porque el único que había perdido cincuenta centavos era el primate ese, pero esperé hasta bajarme para hacerle saber lo que pensaba.

Finalmente, al salir por la puerta le dije que no las hubiera tirado, que a mí ocasionalmente me sirven para pagarle a uno que otro pendejo...

Caminé hacia el otro lado de la calle, y mientras lo hacía, seguí escuchando todas las maldiciones e insultos que dirigió a mi persona. Allá él, su déficit de 50 centavos y su falta de pulgares opuestos y postura erguida jajajaja.