jueves, 15 de enero de 2009

Toreoooooo, toreooooooooo, trae lugareeeeees...

Me decidí tarde a llevar mis fotos a redigitalizar porque el día que me las entregaron les falló la compu al quemar uno de los discos que me entregaron.

Como muchas veces, no traigo un caramba de cambio en el bolsillo, o bueno, hoy sí traía, pero con cuatro pesos no me alcanzaría pal transporte al toreo. Corrí a mi cuarto pues recordaba haber dejado unas monedas ahí... yeeeeah 1.50 más... pero sigo quedándome corto por 50 centavos. Tal vez no era el día apropiado, pero zaz! 50 centavos más en el mueble de entrada a la casa, solo que en moneditas de diez centavos... ok, me voy de una vez.

Me subí a una combi y me senté con la esperanza de no tardar mucho, pero el tráfico estaba impresionantemente horrible y cruzó por mi mente el pensamiento de que el chofer se molestaría al recibir moneditas a cambio de su servicio tan tedioso. Y no entiendo porque, pero mucha gente suele molestarse especialmente cuando recibe monedas de diez centavos...

Finalmente llegamos a donde me bajaría y le pasé el dinero del peaje con el cambio que traía. El chofer lo contó muy lentamente e imaginé que ya no habría problema... pero como lo había pensado al principio, fue exactamente la forma en que reaccionó el mandril del volante. Me volteó a ver como echándome en cara lo miserable que era por darle esas monedas... y sigo sin entender, pues siguen funcionando como cualquier otra moneda, pero cuando volteó de nuevo al frente, las aventó por la ventana como para que yo lo viera hacerlo.

Me dio risa interna, porque el único que había perdido cincuenta centavos era el primate ese, pero esperé hasta bajarme para hacerle saber lo que pensaba.

Finalmente, al salir por la puerta le dije que no las hubiera tirado, que a mí ocasionalmente me sirven para pagarle a uno que otro pendejo...

Caminé hacia el otro lado de la calle, y mientras lo hacía, seguí escuchando todas las maldiciones e insultos que dirigió a mi persona. Allá él, su déficit de 50 centavos y su falta de pulgares opuestos y postura erguida jajajaja.

3 comentarios:

Beetho San Doval dijo...

Tienes toda la razón. Casi toda la gente se molesta cuando le pagas con moneditas. Particularmente a mi me resulta tedioso cargarlas, sin embargo lo hago y es muy gracioso cuando en el super les pagas los 20 o 30 centavos exactos, la cara que ponen las cajeras o peor aún, cuando les exijo mis 10 centavos de cambio. Pero bueno... lidiar con ese tipo de primates no me quita el buen humor. Por fortuna, cerca de mi casa hay un tendero a toda madre que maravillado me cambia todas las de a 10 centavos que logramos juntar en la casa, él es uno de los pocos que conozco que te cobran los 90, 80, 70, 60, 40, 30 -omito los 20 y 50 porque hay monedas de esta denominación- exactos y te da tu cambio exacto. Lo más chido es que te da tus centavos en vez de enjaretarte un chicle de 10 -que ya no hay- o de de 20 o de 30 centavos.
De 10 en 10... si no aventaran el dinero se quejarían menos del precio de la gas? Podría ser... quizá sólo son utopías mías.

the lines on my face dijo...

jajaja, en Chiapa de Corzo, unas señoritas de la entrada a unos baños dicen que las monedas de 10 y 20 centavos no valen, jajaja... pues de lo que se pierden!
Ya estamos de regreso... muchos saludos ;)

Javiere dijo...

Beetho, Utopías son precisamente lo que necesitamos, imposible, pero es lo que necesitamos, solo que en las utopías no hay gente imbécil, así que tendremos que respetar su derecho de existir, ni pedo, JAJAJAJA. Saludos carnal.

Ana, jajajaja, pos que nos regalen las que les caigan no? Bienvenida de regreso al DeFe =) Besos.